Laura Davila vive una existencia confortable y disfruta del reconocimiento público. Sus dos novelas recién editadas le acreditan como uno de los valores más sobresalientes y prometedores del panorama editorial. Su editor le presiona con nuevas creaciones que el mercado ya está requiriendo, pero Davila da por finalizada su obra y se protege detrás de un muro que ha conseguido construir y que le aísla del disfrute del éxito, en una actitud que parece sin sentido.
El relato se enriquece con pincelas musicales en momentos puntuales que el autor utiliza muy acertadamente, realzando el lirismo del instante. En su ayuda suenan en forma de bálsamo los ritmos sonoros de Mark Knofler, Cat Stevens, Queen, Eric Clapton, Robin Gibb, Pink Floyd y Van Morrison.
El lector deberá darse un tiempo disfrutando cada uno de los matices que se van desgranando, asomándose a la serendipia final que da sentido al relato liberador de Lauro Davila. Solo la justicia con el pasado le traerá la paz del presente.
Se completa el libro con tres historias más y un deseo que hace las veces de epílogo. Joaquín A. González Lamelas