Enfrentarse a un texto de Francisco López Barrios, significa adentrarse e una obra que se caracteriza, en opinión del crítico Julio M. de la Rosa "por la puesta en acción de una escritura y un mundo propio" cuyos resortes últimos identifica Leopoldo Azancot con "el manejo de un estilo rico, frondoso, que López Barrios controla siempre gracias a una sintaxis de hierro". Estas apreciaciones, aplicadas por sus autores a la obra narrativa del autor granadino, pueden compartirlas con todo merecimiento las páginas del Mágica Ceremonia, un libro peculiar y personalísimo en el que el autor rastrea, identifica y descubre, los puntos de partida del "animalismo". Un movimiento que asola España, y que, auxiliado por una sensiblería ramplona y buenista, ha convertido a nuestro país en un paisaje de moralistas ultramontanos, salvadores de conciencias ajenas y felices recogedores de cagarrutas perrunas o gatunas, según los casos.