En este Llamado a la ceniza, el poeta convoca el polvo que seremos a
través de poemas directos y sin concesiones, poemas que nos recuerdan y
atestiguan las realidades perennes e inagotables del dolor, la
enfermedad y la muerte. Poemas, versos y cenizas a los que todos
estamos, en efecto, llamados: «y así la muerte fatal / nos arrebata,
ciega, / con la paz de su olvido».